Valparaíso, señales de esperanza
Clemente Pérez Abogado, Máster en Políticas Públicas
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Clemente Pérez
Esta semana fue el turno del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Durante el fin de semana delincuentes entraron a su casa y robaron una serie de artículos electrónicos. El alcalde llamó a cambiar las políticas de seguridad, desentendiéndose de que hay muchos alcaldes que han tomado una serie de iniciativas para prevenir la delincuencia, y que él podría intentar hacer lo mismo.
Valparaíso ha perdido su antiguo esplendor y hoy se haya sumido en la inseguridad, suciedad y abandono. Lo que no se mueve está rayado y todo espacio público se ha privatizado en manos del comercio ambulante. Una de las primeras medidas impulsadas por el alcalde Giuliani para combatir la delincuencia en Nueva York, como parte del programa Tolerancia Cero, fue limpiar las calles y borrar los grafittis. Justo lo contrario de lo que ha ocurrido en la ciudad puerto.
“La caridad parte por casa. Esa ciudad hay que cuidarla y son los propios porteños los que tienen que dar el ejemplo”.
Pero no todo es decadencia y malas noticias. Hay también algunas señales de esperanza que nos llegan desde la conurbación Viña y Valparaíso. En primer lugar, cabe destacar el plan de expansión presentado por el Puerto de Valparaíso, que contempla invertir USD 600 millones para ampliar su capacidad (aunque la mitad de lo que se había planteado inicialmente), además de la construcción de un muelle de cruceros que podrá atender dos naves de pasajeros en forma simultánea. Todo esto de acuerdo con la comunidad en un interesante proceso de participación denominado “Valparaíso Dialoga”.
También dio gusto ver a la Quinta Vergara como escenario de la Teletón, aportando toda esa energía que tiene el monstruo de Viña, al servicio de esa maravillosa causa solidaria liderada por Don Francisco.
Y por último, cabe destacar una nueva versión de Puerto Ideas, que convocó a más de 13 mil personas, que participaron de un ciclo de conferencias que lleva más de una década realizando un aporte cultural al diálogo y al conocimiento.
Un destacado porteño, Ernesto Ottone, decía hace poco: “Valparaíso requiere un esfuerzo adicional, no es viable por sus propios medios”. Es cierto. Esa ciudad es patrimonio de la humanidad y por tanto requiere un esfuerzo compartido, aporte del Estado en conservación y una preocupación al más alto nivel, tal como se logró en los 90, durante el Gobierno del Presidente Lagos.
Pero la caridad parte por casa. Esa ciudad hay que cuidarla y son los propios porteños los que tienen que dar el ejemplo. En Santiago el plan de recuperación de la Alameda goza de mucha popularidad. Y ha debido superar numerosos obstáculos, incluyendo la oposición del Consejo de Monumentos Nacionales.
La comunidad de Viña y Valparaíso debiera acoger la infraestructura necesaria para su reactivación e impulsar un plan de recuperación de fachadas, retiro de cables sin uso y limpieza de espacios públicos, para su dignidad.